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BAJO LAS LILAS ES EL PRIMER LIBRO QUE RECUERDO HABER LEÍDO- DE MUY NIÑA- EDITADO SIN ILUSTRACIONES, o muy escasas- portada y aisladas en capítulos- (quiero significar: primer paso hacia una literatura sin apoyo visual, que es lo que requieren generalmente las publicaciones infantiles) Lo cito porque creo que no sólo lo cercano (en tiempo y espacio) es grato a un lector. Niños y adultos gozamos de viajar con el imaginario, escuchar otras voces, pensar otros lugares y realidades.



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viernes, 19 de febrero de 2010

Usuarios del propio lenguaje

Una amiga, cuando vio el texto que voy a transcribir me dijo…Pero los maestros necesitan fórmulas, cosas concretas. Igual yo siento simpatía por mi texto, porque creo connota sentidos del escribir y mi intencionalidad como docente de Lengua y como formadora de docentes.
Hay palabras que guardo como reconocimiento a mi persona, a mi trabajo (a todos nos alienta el reconocimiento, no nos hagamos los indiferentes). Éstas son: necesaria, generosa. Pero a cambio… ¡Qué generosos y necesarios los otros lenguajes, las otras voces!

APROXIMARSE
En mi cabeza juegan las palabras cuando yo no estoy. Arman edificios ligeros. A veces es tan fuerte el llamado del pensamiento que debo volver a la conciencia real y desplegar el juego del lenguaje para encontrar las ideas que apuntalen los inexplicados signos. Bajo la luz empieza el minucioso análisis, la elección. En medio de la vorágine de los hechos, de los azares, de los encuentros, del modo, de la relación, de los tonos, del otro, de las otras claves, de los códigos, del persistente ayer, de las raíces detrás de las raíces, de la hostilidad, do la pulcra convención, del temor al despojo, del error, del acierto, de las servidumbres, de los circuitos cortados, invertidos, impenetrables. Las palabras escapan al mensaje. De impronta libertaria marcan trabajosamente el papel quieto.
Soy el sur de la ciudad. Hacia aquí caminan las brújulas inciertas de los caminantes humildes, de los ciegos, de los imposibles, de los desacomodados. Las puertas de mi casa están abiertas para los otros, para los segundos, los terceros, los últimos. Tengo un espacio donde florecen los inexplicados silencios de las víctimas de voces ajenas, impropias. En mi casa habitan muchos lenguajes, muchos hombres marginales del allá excluyente, hundidos en las trampas ineludibles de los cazadores de formas.
Ellos me necesitan, pero no mi decisión, mi voluntad, sino reencontrar lo propio.
La consigna es apretar el adecuado retroceso, hallar el balbuceo, el mundo primigenio de sentidos arrasados, invadidos. No me requieren para que conceptúe, trace líneas, procese, entregue. Vienen a mí desde un lugar otrora fresco, propio, entrañable, caótico ahora, casi enfermo, avasallado. Pero un día las voces suenan suyas, relegan los lenguajes vacíos, los míticos sistemas. Deslizan un canto primero. Nítido de pureza. Propia. Ríen. A veces comulgan con mi voz. Otras veces los ojos innegables rechazan. Construyen su propia redención. Cada cual inventa su escritura caliente. Cada cual se encuentra. Se sueña. Se adivina. Cada cual presiente al otro. Conversa. Se recibe. Se lee. Se mira. Se dibuja. Une puntos ciertos. Escucha. Verifica. Se extiende. Se encuentra en un decir ajeno. Y poco a poco. Lentamente. Se instala. Casita de cimiento hondo. Puertas y ventanas abiertas. El mundo dibujando su mapa cierto en las ciertas paredes.
He logrado mi pequeña construcción. Mi discurso. Ahora tendré que evaluarlo. Yo: usuaria de mi propio lenguaje.
¿Habré logrado incluirte en este mundo propio? ¿Podré estar en el tuyo?
isa bertero

Mi especial recuerdo a un alumno- Roberto Maniboth-de una familia laosiana, que logró escribir textos que nos hicieron felices

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