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BAJO LAS LILAS ES EL PRIMER LIBRO QUE RECUERDO HABER LEÍDO- DE MUY NIÑA- EDITADO SIN ILUSTRACIONES, o muy escasas- portada y aisladas en capítulos- (quiero significar: primer paso hacia una literatura sin apoyo visual, que es lo que requieren generalmente las publicaciones infantiles) Lo cito porque creo que no sólo lo cercano (en tiempo y espacio) es grato a un lector. Niños y adultos gozamos de viajar con el imaginario, escuchar otras voces, pensar otros lugares y realidades.



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sábado, 15 de mayo de 2010

SECRETO


Chela vivía con los tíos, desde la muerte de los padres. De ellos sólo tenía recuerdos imprecisos. De la madre el olor a polvo de la cajita rosada con un cisne satinado, un beso envuelto en delantal; del padre una risa, el diario, las piernas largas sosteniéndola a caballito…y poco más.
Los tíos eran Antonio y Laura. Ésta conservaba la cómoda de mamá, una antigua, heredada de la abuela, con mármol rosado y espejo de óvalo. Los cajones guardaban incógnitas.
- No abras los cajones- aunque una tarde de lluvia, dedicada a ordenar roperos y armarios, Chela pudo ver entre rasos y naftalinas algo así como libros o revistas, tal vez alguna foto, a pesar de que Laura, se dio vuelta y se apuró a cerrar.
-Son papeles viejos, no toques porque son de Antonio y a él no le gusta que se los revuelvan- explicó sin ganas.
La casa siempre tuvo esa cosa un poco furtiva de voces que inacaban, de murmullos, de visitas que contaban cosas con palabras difíciles de comprender. Chela solía adormecerse con la cabeza apoyada en la falda de la tía, cuando llegaban visitas y las conversaciones se extendían, envueltas en un color pesado, cadencioso.
Fue una de las visitas, una señora de pelo rubio, de muñeca, y labios pintados de rojo la que convenció a la tía de que Chela, que por ese entonces terminaba la primaria, tenía que ir a una escuela de las buenas: -En este pueblo, no hay posibilidades educativas-decía. Sugería una escuela de monjas, donde podía estar interna de Lunes a Viernes y volver en los fines de semana.
Los tíos meditaron bastante la cuestión, Chela se daba cuenta porque hablaban bajito y se callaban de golpe si ella entraba, como un día que escuchó decir a Laura: -¿Pero justamente ahí? ¿Te parece?...
Otra chica del pueblo le había referido su experiencia: después de las clases obligatorias las pupilas tenían los patios para correr y divertirse , sólo debían pararse a rezar con el ángelus, ir a la capilla antes de volver a casa, y asegurarle el Lunes a las hermanitas que el Domingo habían ido a misa y habían confesado y comulgado. Le había hablado de las largas habitaciones con camas cercanas donde por la noche se contaban historias felices y se reían.
Pero a Chela no le gustaba para nada la idea, de sólo pensarlo se le llenaban de lágrimas los ojos, para olvidarse se ponía a leer en el patio de atrás, y no quería ni imaginar que las vacaciones podían terminar y los tíos decidir que ella se fuera a vivir a ese nefasto lugar, que llamaban colegio, pero que le sonaba encierro, alejamiento, tristeza.
Después de muchas protestas, llantos y explicaciones, no hubo discusión posible y la mandaron al colegio, como interna. Con el paso del tiempo se fue acostumbrando a la vida lejos de la casa, hizo compañeras; la mayor parte de las niñas procedían de otros pueblos o pequeñas ciudades. Compartían casi todo: el baño apurado, la comida austera, la cuenta en la cantina, donde compensaban con chocolates y caramelos, la falta de abrazos familiares, de visitas, de perros o gatos, de consuelos…
Cuando se apagaban las luces- ya en las camas- comenzaban las risas apagadas, los relatos, las anécdotas del día y del pasado.
Una de las chicas mayorcitas, “La Betty”, relató una noche que una pupila egresada había dicho que antes venía un cura a oficiar misa en la capillita, que las alumnas y las hermanas lo querían muchísimo, porque sus “sermones” no eran aburridos, todas lo entendían y traía historias de barrios pobres en los que trabajaba. Además las invitaba a ir a los hospitales a visitar a los viejitos que no tenían familia, organizaba colectas de ropas y alimentos para gente desprotegida; pero después no vino más, y tampoco fue reemplazado - por eso no había misa en la escuela, y tenían que ir a la parroquia grande-. El cura ausente era uno de los llamados del “tercer mundo”, que en su momento algo tuvo que ver con los que luchaban en contra de la dictadura.
A partir de este relato se dispararon las historias cortitas y la otra historia, todas habían escuchado hablar de “la dictadura”, pero nadie había recibido ni en la casa ni en la escuela mucha información
Con prevención, porque no era habitual que interrumpieran el desarrollo de los contenidos prefijados preguntaron a la señora de Oviedo, de historia. Estaban dando antigua y medieval y la profesora no pareció muy feliz con los interrogantes. Igual les dio algunas explicaciones de las que Chela retuvo algunas cositas como tiempos revueltos, militares, guerrilla; la exposición fue insegura, casi hecha con desconfianza, no como cuando se refería a los egipcios y caldeos…Nadie se animó a preguntar por la historia del cura.
Esa noche, en la gran habitación donde dormían todas juntas, reunidas alrededor de la cama de Betty, trataron de obtener más datos…La protagonista, dándose importancia, agregó que el comentario era que el cura, había estado preso un tiempo, que después había dejado el sacerdocio y que se había casado…
Cuando volvió a la casa en el fin de semana, ya casi había olvidado la charla y los interrogantes, pero algo en la conversación, le hizo recordar. Entonces les contó a los tíos, porque ellos siempre querían saber qué había pasado en la semana de ausencia. Les habló del padre de la capillita de la escuela, cómo habían preguntado a la profesora por esos tiempos pasados y lo poco que ésta les había aclarado
Los tíos se miraron. No hicieron comentarios.
A Chela la buscaron las amigas, para ir al Cine, Laura la despidió en la puerta: -Vuelvan en cuanto termine, no se queden dando vueltas…
Esa noche, terminada la cena, cuando Chela estaba por irse a dormir, Antonio la detuvo.
Fue como algo acordado, porque la tía, se levantó, fue al cajón de la cómoda, revolvió y trajo un recorte de diario con una foto desvaída. La puso en las manos de Chela. Ella vio un grupo de curas jóvenes. Y un título: Sacerdotes por el tercer Mundo. Lucha a favor de los obreros.
-¿Es por lo que les conté?- dijo Chela.
Laura vaciló apenas, y después señaló una cara:- Éste es tu papá, de jovencito, es el cura de la historia…
Y empezaron a relatarle, cómo su padre, después de la cárcel, dejó el ministerio, se fue a vivir a un barrio obrero, trabajó de colectivero y conoció a su mamá…Del matrimonio nació Chela, única hija porque sus padres murieron. Ellos "jamás habían dejado sus luchas sociales, estaban esperanzados, con fe en la justicia y el futuro…"
A Chela la voz que explicaba le parecía desconocida, armada de sonidos indescifrables.
Quería preguntar, decir, pero no encontraba palabras.
La distrajo una canción de niños que se filtraba por las persianas entreabiertas, una música infantil en la casa de los vecinos
A ver, a ver, a ver.
Me caigo, me caigo,
me voy a caer
si no me levantan me levantaré.
A ver, a ver, a ver.
Diez y diez son cuatro,
mil y mil son seis,
mírenme señores comiendo pastel.
A ver, a ver, a ver.
Por la calle vienen
la reina y el rey
un oso de miga y otro de papel.
A ver, a ver, a ver.
Este gran secreto
sólo yo lo sé:
cuando llueve, llueve;
cuando hay luz se ve.
A ver, a ver, a ver.
Contemos un cuento,
uno, dos, y tres
que acabe al principio y empiece después.
A ver, a ver, a ver.


Más acá volvió a escuchar la voz de Antonio: -Tuvimos miedo Chela, no te lo dijimos porque teníamos miedo.

Dejó de escucharse el coro infantil, Chela extendió la mano hacia la mesita, donde había quedado el pedacito de diario.

isabel bertero

El texto que se reproduce pertenece a "Canción de títeres" de María Elena Walsh.

4 comentarios:

  1. hola isabelita querida me sente a ver tus mensajes y me viene al pelo lo que me mandaste de las clases sociales.es cierto que uno les cuenta siempre del peineton de la gente rica y los pobres quedan en el olvido.mañana continuo con lo que me mandaste.lo que escribis de los indios negritos que hay maestras que discriminan a los morochos ,es lamentable pero es asi hay que reflexionar lo que uno dice y que les enseña a nuestros alumnos.me sirve todo para mi vida,mi familia y para enriquecerse uno mismo y comentarlo.mil gracias .chechu+

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  2. Hola Isa! Cuántas de estas historias hay dando vueltas y con los "personajes vivos" que aún pueden contarlo...parece algo ya lejano en el tiempo, sin embargo es una parte de nuestra historia que aún toca los talones a algunos, y a otros el corazón...
    Lindo que vuelques en tu blog, temas tan variados como interesantes. Un beso grande

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  3. BESO, MARIELITA. ME ALEGRÓ VERTE BIEN, AUNQUE SEA DE LEJOS

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  4. ¡Qué suerte te sea útil Ceci!Cariños a todos

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