Debés saber que los seres humanos somos diferentes. Hay diferencias que enriquecen la vida, que conllevan inteligencia, creación, sensibilidad, modos de crecer, amor, solidaridad, emoción, ternura, arte, ingenuidad, perdón, bondad…
Las otras diferencias son oscuras, no quisiera contártelas, pero es necesario que recordés – si ya lo aprendiste- o que conozcás, si aún no lo sabés.
Desaparecer de la vida, no es igual que morir como acontecer; es la nada, toda la nada, es dejar sólo el espacio que se ocupó con recuerdos vivos, con huellas de creencias, capacidades, visiones, fervores… y un dolor impensable en quienes buscan, buscan con la esperanza- se comprobó vana- de hallar otra vez a la persona, de tener su abrazo, su voz, sus días…o al menos su eternidad.
Cuando miro esos ojos ya marchitos de plazos, extraviados, pienso una vez más en el dolor portentoso… ¿imaginarán la tortura, percibirán el padecimiento, concebirán lugares donde huesos destruidos de tiempo y abandono se mueren otra vez sin tumba ni cenizas?
Esos pensamientos vagabundos ¿delinearán un rostro, donde quedó la herencia de los genes, un cuerpo crecido junto a otros o muerto también en un regazo sangrante?
Espera, espera que se va quedando sin tiempo…necesidad de que perviva en alguien aquel ser amado arrebatado por los diferentes atroces, por los genocidas sin arrepentimiento, por los sátrapas imbuidos de locura sin calificación humana.
Tanta generación desmantelada, tanta identidad robada, tanta destrucción en lo que fue y en las mentes que quedaron huérfanas de olvido.
Debés aprender, porque olvidar es replegar humanidad.
isa bertero
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