Mañana, o pasado, tal
vez, tengan más brillo las hojas,
y quizás el sol exhorte a los capullitos temerosos,
para que salgan de su verde escondite.
Hay un romance de repiques, sobre techos de zinc.
Una cierta tristeza acompañada.
Están los sueños de colchones mansos,
y los insomnios oscuros, en silencio.
Por una vez, es de todos el cielo,
pero igual que bajo el sol y las estrellas,
siempre presentes, las distancias.