BAJO LAS LILAS ES EL PRIMER LIBRO QUE RECUERDO HABER LEÍDO- DE MUY NIÑA- EDITADO SIN ILUSTRACIONES, o muy escasas- portada y aisladas en capítulos- (quiero significar: primer paso hacia una literatura sin apoyo visual, que es lo que requieren generalmente las publicaciones infantiles) Lo cito porque creo que no sólo lo cercano (en tiempo y espacio) es grato a un lector. Niños y adultos gozamos de viajar con el imaginario, escuchar otras voces, pensar otros lugares y realidades.
Lo que aparezca en mi blog, sin referencia externa, puede ser utilizado citando la fuente.
Contacto:isamirna@yahoo.com.ar
Muchas gracias a los que envían comentarios a mi correo!
domingo, 30 de diciembre de 2012
2013
FELIZ, FELIZ, 2013
"Cuando el hijo del rey se aproximó al seto de espinas, no había más que grandes y hermosas flores que se hacían a un lado por sí mismas y le dejaban pasar indemne."
¡QUE ASÍ SEA TU AÑO!
miércoles, 26 de diciembre de 2012
lunes, 24 de diciembre de 2012
NAVIDAD Y REYES
Se desliza la mañana con
la pesadez del verano. Los niños juegan ahora vaya a saber en qué espacios,
casi ni se ven en las calles. Incluso el fútbol se escapó de los lugares
abiertos y está encerrado en los “mercados” que se dedican a su promoción.
Bueno, es quizás todo mejor, más organizado, más fácil para las madres.
Mucha gente en las
calles. Los negocios han logrado promover a Santa Claus, en lugar del dulce
niño Jesús que iluminaba la vida nueva. Cuando yo era chica recibíamos
principalmente regalos de Navidad, los
que el niñito traía, también el seis de enero
otros menos importantes o menos costosos, para rememorar los que
los reyes de Oriente, guiados por la estrella llevaban a Belén.
Por el mito de su
retorno, cada año, había que alimentar a los camellos con agua y pastito.
Mi padre contaba que en
el campo, en su niñez, sólo recibían
presentes para Reyes, era una bota llena de dulzuras y pequeños obsequios.
Me imagino los apuros de
mis padres y abuela para retirar el alimento que esperanzados dejábamos para
las monturas de los Reyes Magos, porque hubiera sido una gran desilusión que pasaran
sin consumir nuestro humilde presente.
Yo recuerdo que con los
años y el contacto con otros niños, me fueron informando que todo era
legendario. Sin embargo necesitaba
confirmación.
Por ese entonces mi
barrio tenía muchos árboles, y unas farolas de luz eléctrica que no irradiaban
demasiado, se encendían en las
bocacalles pendientes de cables.
Una nochecita, cruzábamos
una de esas esquinas y yo iba tomada del brazo de mi mamá y de mi
abuela…Entonces les pregunté para salir de dudas si era verdad que el Niño Dios
y los Reyes traían regalos. Ahí me dijeron la verdad.
Debe ser desde entonces
que a veces siento un nudo en la garganta, difícil de desatar…
Debe ser por eso que
decidí, cuando mis hijitas eran chicas contarles otra versión.
Les conté que el Niño
Dios ayudaba a papá y mamá para que pudieran comprar los obsequios (mi
preocupación era dónde quedaban instalados los niños pobres).
No sé si me creyeron, de
hecho la infancia necesita del mito, de la fantasía.
Y quizás es mejor, porque
cuando crecemos hay cosas que se tornan tan difíciles que poder evocar la
maravilla llena el corazón de luz.
DEDICADO A MI HERMANA
GRACIELITA Y A MI HERMANO EMILIO, CON TODO EL CORAZÓN Y EL NUDITO DE LÁGRIMAS
jueves, 20 de diciembre de 2012
GUIÓN
Guión from isabel bertero
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martes, 11 de diciembre de 2012
Con ojos de niño
Cuando yo era muy chica
mis tíos vivían bastante lejos y mi abuela me llevaba a visitarlos.
Decía”tenemos que tomar el tranvía con combinación”. Como por ese entonces las
señoras usaban una prenda íntima llamada combinación yo no entendí hasta grande
de qué hablaba, se trataba de tomar un tranvía y luego otro transporte urbano.
Los asientos de los
tranvías eran de maderitas, pasaba un guarda cobrando los boletos- creo-.
En una oportunidad,
después de recorrer la distancia correspondiente mi abuela se paró y me dijo
que descendíamos.
No sé cómo sucedió porque
ella era muy atenta y nos cuidaba a mi hermana y a mí casi por demás, pero la
cuestión es que al llegar a la esquina, donde teníamos que bajar, ella lo hizo
y a continuación el tranvía arrancó y yo quedé en el escalón.
Uno no puede imaginar qué
cosas pueden cruzársele por la mente a un niño pequeño.
Si de algo me acuerdo es
de que tenía puesto un vestidito claro, zapatitos de presillas y medias cortas,
casi seguro era verano, y después poco y nada…Sólo que debo haber pensado que
perdía para siempre a mi abuela, que seguiría rodando sola en ese tranvía, por
esas vías…vaya a saber hasta cuándo…hasta dónde…
Todo tuvo que ocurrir
velozmente, pero yo lo repaso como una película, como una escena teatral….no sé
si grité, si el tranvía se detuvo o si yo me tiré…Pero sé que tuve mucho miedo
y después una vergüenza adulta, por haber hecho algo equivocado.
Mientras vivió mi abuela,
jamás le pregunté los detalles.
Qué frágil es la mente de
un niño, qué improntas pueden quedar para toda la vida…
miércoles, 5 de diciembre de 2012
Exclusión
El peque junta frutillas
sobre la tierra arenosa
No es la fruta que será su postre
No es el sabor agridulce
que alguien
tendrá en su boca
No es la góndola con la
fruta
Delicada
Expuesta
Son objetos
que sus manitas curtidas
cortan
Una, dos, tres
Hasta llenar canastas
Que alguien venderá
o comprará
Para que él siga viviendo
la vida acostumbrada
de refugio nómade
En la escuela
Alguna vez
Escuchó
sobre los derechos del niño
Isabel Bertero
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