'cookieChoices = {};' bajolaslilas 'cookieChoices = {};'

BAJO LAS LILAS ES EL PRIMER LIBRO QUE RECUERDO HABER LEÍDO- DE MUY NIÑA- EDITADO SIN ILUSTRACIONES, o muy escasas- portada y aisladas en capítulos- (quiero significar: primer paso hacia una literatura sin apoyo visual, que es lo que requieren generalmente las publicaciones infantiles) Lo cito porque creo que no sólo lo cercano (en tiempo y espacio) es grato a un lector. Niños y adultos gozamos de viajar con el imaginario, escuchar otras voces, pensar otros lugares y realidades.



Lo que aparezca en mi blog, sin referencia externa, puede ser utilizado citando la fuente.

Contacto:isamirna@yahoo.com.ar


Muchas gracias a los que envían comentarios a mi correo!

martes, 12 de abril de 2011

De las ciudades de los sueños: Ralf

Introducción

Mi madre cuenta sueños. Es pródiga en esta materia y tiene una particularidad, comienza su relato expresando: Dice que…Como si se tratara de una historia que alguien le ha contado mientras dormía.
Hemos querido persuadirla, a lo largo de los años, de que debe narrar en primera persona su “nunca jamás”  Ya no lo lograremos. Es su territorio simbólico, que comienza en presente, aunque luego transcurre como si lo signara el canónico "Había una vez"
Capítulo

En casa de Norma se celebra una reunión, en cuanto se entra en la casa, desde un portal que se siente gentil, hay una amplia sala; en el centro, una mesa vasta, rectangular, de roble lustroso. Lo que la rodea: sillas, personas, voces, se mueven suavemente, en la opacidad del coro.
Ella sonríe y habla con dulzura, mientras estimula el encuentro. Están allí sus hermanas, amigas, compañeras.
Apenas conversamos, pero hay una atmósfera de memoria comunicada, de gestos que vienen de lejos, de conocimiento.
Me dice:
-Tengo unas fotografías para vos-.
Parecen daguerrotipos que se deslizan, como naipes en una superficie tersa.
En ellas está mi padre joven, en secuencias. Sonríe vagamente.
Como casi siempre, viste un saco, pero éste se parece a los de las imágenes de cazadores ingleses.
Es de un color pardo agrisado. Extraño, porque mi padre jamás fue cazador.
Nos contaba de su arrepentimiento por haber perseguido pajaritos, con su gomera, allá en Felicia, en el campo.
No sé por qué pensé en Ralf, cooperador de escuela, secretario de actas, cubriendo las páginas foliadas de un libro de tapas oscuras con su hermosa letra caligráfica, extendida, y su rúbrica galana.
En el foro se perfila una escalera de parque antiguo, que es como el límite de la escena.
En la última de las fotos lo lleva alguien en una silla de ruedas, pero no una silla de las que se usan por discapacidad, sólo una silla, como si fuera un artefacto usual y cómodo.
En la instantánea, está ya al pie de la escalera. Se da vuelta y levanta la mano en un saludo, la sonrisa es más amplia que al principio. Contenta.
Epílogo

Los sueños construyen ciudades. En las ciudades de los sueños es posible recuperar el tiempo y el espacio. Y es posible recrearlos.
En las ciudades de los sueños es posible pensar universos que acontecen en una dimensión fronteriza.
En las ciudades de los sueños las esencias hallan refugio.

              Grabado: Monocopia. De: Lía Demichelis

jueves, 7 de abril de 2011

Te regalo

















Trébol de cuatro hojas
Cuatro signos convoca:           
Lleva un aliento verde
Para el amor
Clorofila que fluye
Al corazón
Otra hojuela brillante
Trae esperanza
Para mitigar
Cuitas
En acechanza
Foliolito lustroso
Regala fe
Que comprende virtuosa
Lo que no ve
El último fragmento
Prescribe suerte
En probabilidades
Señas celestes
Talismán de regalo
Superstición
Un guiño
Que acobarde
La desazón
          isabel bertero   

viernes, 1 de abril de 2011

Moretones

El aula era un lugar limpio. Limpias las paredes, los bancos, los pisos, las voces. Vidrios tan limpios que se podía mirar hacia las galerías y más allá hasta el patio-el afuera-, aunque el verdadero afuera estaba vedado para las niñas responsables.
Creer en Jesús, en la Virgen, en íconos e imágenes era ancestral, incuestionable, profundo.
Cuando teníamos tiempo, antes del horario escolar, íbamos a la Basílica o la capilla de la escuela, para pedir a los poderes omnipresentes que todo saliera según las expectativas de nuestros padres, la autoexigencia, la competencia, lo satisfactorio.
Los hermosos ojos de las estatuas miraban desde la distancia, indiferentes pero amorosos, con una ternura antigua y desolada: "yo he sufrido, lo tuyo es insuficiente”, grave reconvención para la centralidad adolescente. Tal vez, para otras niñas no sería tan duro, pero sí para mí, que tenía a un Jesús cuidándome en el respaldo de la cama, a otro Jesús presidiendo el comedor, la obligación de ir a misa los domingos, las mantillas respetuosas, el confesionario.
La monja Amanda era gorda y de cara rojiza, enseñaba Botánica, Zoología y Anatomía. Mejor dicho hacía estudiar de memoria lecciones de libros cuyos fundas o tapas aún hoy puedo evocar, así como los caracteres de las letras, y los dibujos. Obviamente nada más que eso; ni siquiera los autores, aunque por generaciones se repetían los mismos.
Había una chica que gozaba de mala fama, no recuerdo por qué, ni siquiera me acuerdo del nombre, pero sé que se hacía peinados altos y tal vez se pintaba los ojos, dato que puedo haber almacenado porque probablemente alguna vez la hayan mandado a lavarse la cara. A lo mejor tampoco obtenía buenas notas, no se le daría bien ese ejercicio de recitar lecciones de memoria o llenar páginas reproduciendo contenidos de libros, quizás había sido incapaz de torturarse las horas cuando llegaban los exámenes – trimestrales o cuatrimestrales- y era necesario saberse todo lo estudiado en el período.
De otra, sí me acuerdo el nombre, La Mary, porque era de mi barrio y además repetidora, más de un año porque había sido compañera de mi hermana que es dos años mayor que yo.
Todas las profesoras- no todas eran monjas-, tenían una libreta. Me acuerdo particularmente que la de la profe de Física era colorada. Ahora creo que debe haber sido la que miré con más terror, porque estudiar Física de memoria, no es nada fácil. Las libretas obviamente cumplían el rol de almacenar las listas de alumnas de los distintos cursos con las correspondientes señales que caracterizaban la idoneidad escolar. Yo tenía una compañera cuyo apellido comenzaba con tres letras iguales al mío. Era cariñosa y divertida, siempre me decía que cuando alguien abría una de las temidas libretas y emitía esos tres primeros sonidos, temblaba de espanto, y si la destinataria era yo, se sentía aliviada porque era raro que se continuara alfabéticamente con la lista. El azar servía mejor a los fines propuestos.
Esa chica murió muy jovencita, espero los ángeles le hayan contado al oído todos los secretos que los demás tuvimos que aprender a golpes de vida y su risa esté alegrando a los santos tristes que tan indiferentes permanecieron a pesar de todos los ángelus y plegarias.
Un día entró la monja Amanda y se sentó tras el escritorio, creo que le colgaban las piernas gordas porque se le veían los pies con zapatos negros acordonados. Se acomodó la toca, abrió la libretita y le correspondió pasar a esa alumna de mala fama cuyo nombre no me acuerdo.
Ella se paró frente al pizarrón, vacilante; muy pronto empezó el azote de preguntas, la voz de la autoridad cada vez más enojada, con mayor desprecio, con más sorna, hasta que la chica no aguantó más y ahí se cayó, desmañada como una plantita en la tormenta.
Después sólo sé que la hermana, empezó a gritarle más, que se parara, que dejara de hacer comedia, y pidió un balde de agua. Yo creo que le hubiera tirado un balde de agua, pero me parece que simúltaneo la víctima logró ponerse de pie, y La Mary, que se sentaba cerca mío, fue la única que corrió para ayudarla, mientras enfrentaba a la poco conmiserativa maestra.
Al día siguiente, mi compañera, la del infortunio, fue a la escuela. Sobre la cara pálida y en consonancia con el pelo oscuro, algo deslucido, le había aparecido un morado y negro sobre el ojo y otro moretón más en la frente.
No creo que le hayamos preguntado nada, seguro que tuvimos que elegir entre creer al deber, al poder, a la novia de Jesús o la niña estropeada- tan sólo una discípula que había roto el orden acostumbrado de la vida colegial-. Pero lo más vívido para mí, es que le empecé a escapar a su presencia si no había otros en el aula, quizás tenía aprensión de que le diera otra vez por desmayarse o quizás me parecía la encarnación de un poder maléfico que vaya a saber cómo había logrado colarse en la pureza de la vida. Aunque lo más seguro es que la actitud fuera una proyección de los miedos verdaderos que me habitaban.
Lo que sí tengo claro es que La Mary pasó a ser mi heroína, la chica que yo hubiera querido ser.
Hoy todavía lo es. En las improntas que dejan los recuerdos.
Isabel Bertero
En el patio de la escuela: Beatriz, Norma, Isa, Norma , Nellys


miércoles, 23 de marzo de 2011

Resistencia urbana



Escucha cómo llueve
Ríos pequeños                              
en las hojas
Se escurren en la tierra
El viejo olor
transita otra vez el aire
Cada verdor
es memoria
Hay ausencias
y voces que se fueron
Pero el agua
Es esperanza

















sábado, 19 de marzo de 2011

MALVINAS EN LA ESCUELA

Conmemoración 2 de abril, calendario escolar santafesino: Homenaje a los caídos en la Gesta de Recuperación del Territorio Nacional. “Día del Veterano de Guerra”. Dto. P.E.N. Nº 2777/91. // Homenaje a los excombatientes de Malvinas, según establece la Ley Provincial Nº 12.230

MALVINAS, PARA EMPEZAR A CONTAR A LOS MÁS CHICOS

Si decimos año 1833, a los más pequeños les cuesta imaginar ese tiempo, porque es mucho más lejano que el año en que por ejemplo, nacieron los abuelos, que es hace mucho ¿No? Para dar una idea se puede contar que por esos años en la pampa argentina había todavía muchos aborígenes, pero fueron los soldados y les arrebataron su tierra.
Buenos Aires, que es hoy esa ciudad tan inmensa, poblada y llena de movimiento todo el día, tenía por ese entonces, unas pocas calles centrales alisadas y con empedrado, pero en los barrios, los vecinos sufrían accidentes y otros males porque las veredas estaban muy levantadas y se formaban grandes pozos que en los días de lluvia se cubrían de barro. En el verano esos pozos se secaban quedando allí todos los desperdicios que podamos imaginar…Hasta osamenta de ganado! Todo el mundo dormía largas siestas, el país no estaba tranquilo, pero la vida en los hogares era sencilla, con encuentros, veladas y trabajo doméstico.
Sobre Santa Fe, Darwin, un famoso naturalista, que en su recorrida por el mundo llegó a estos pagos por esos años, escribió acerca de la zona rural “El silencio fúnebre de la llanura, los perros alertas, y el gitanesco grupo de gauchos haciendo sus camas en torno del fuego, han dejado en mi mente un cuadro imborrable”




























Por ese entonces las Islas Malvinas eran argentinas. Son Gran Malvina y Soledad, la rodean muchas de menor tamaño, quedan en el Océano Atlántico y forman parte de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e islas del Atlántico Sur





También por ese entonces, otro país, Inglaterra, era una gran potencia, que se apropiaba de territorios y mares en el mundo, así que vinieron con sus naves, como los piratas de las películas, y se adueñaron de lo que no era suyo, en este caso las islas Malvinas, aprovechando que nuestro pueblo era muy joven, llevaba pocos años de independencia, todavía no estaba organizado y no había un orden económico que permitiera aprovechar las riquezas del suelo. O sea, éramos una nación reciente, pobre y débil.

Esto viene a cuento, porque algunos niños pueden pensar que los ingleses se adueñaron de las islas en 1982, que es el año en el que lamentablemente, se produjo lo que conocemos como guerra de Malvinas, pero como expresa este relato la situación empezó mucho antes…lo que sucede es que de forma inmediata a la acción pirata de Inglaterra, nuestro país trató de recuperarlas, siempre por las buenas, esto se llama vía diplomática: cartas que van y vienen, fundamentos, razones históricas y geográficas…¡Pero nada, jamás se obtuvieron resultados!
No obstante, todos los mayores hemos aprendido, a lo largo de los años, que estas islas lejanas nos pertenecen…Siempre como reclamo de una causa justa, porque no se trata de decir: Si nuestro país es tan grande para qué queremos más tierra, se trata de poner en evidencia lo que las grandes potencias de otro tiempo hicieron en el mundo, transformando en colonias lo que no les pertenecía con el afán de enriquecerse…Si habíamos logrado independencia de España, que fue la primera potencia que colonizó nuestro suelo ¿Por qué dejar que los ingleses nos echaran de un lugar que nos pertenecía?
Esta es la historia primera, contada a grandes rasgos, pero lo que vino mucho después tiene que ver con otro relato, con la parte más terrible de la historia argentina: la dictadura militar. Ésta comenzó el 24 de marzo de 1976, y a partir de allí se sucedieron varios gobiernos militares no democráticos, que cometieron muchos crímenes que fueron y están siendo juzgados. En 1982 gobernaba el teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri. Como el pueblo estaba tomando conciencia de todos daños causados por la dictadura, y estos militares veían llegar el fin de sus acciones, la imposibilidad de mantenerse en el poder, pensaron que podían, mediante una causa que fuera común a todos los argentinos, recuperar la confianza de la gente. Así decidieron tomar por la fuerza las islas Malvinas, esto es, comenzar una guerra.
El conflicto fue un grave error: soldados argentinos enfrentaron a un enemigo muy superior, no tuvieron además casi preparación militar, eran casi todos muy jóvenes y no sólo inexpertos, sino mal abrigados en tierras del sur y con alimentación insuficiente, en medio de un clima extremadamente frío y en un territorio desconocido y árido.
El pueblo argentino, en ese momento, por desconocimiento, por mala información, apoyó la guerra. Los jóvenes combatientes fueron a la lucha con esperanza y coraje. Pero frente a tanta irresponsabilidad de parte de los dictadores, nada podía salir bien.




La guerra duró poco tiempo: desde el 2 de abril, cuando se produjo el desembarco argentino en las islas, al 14 de junio de 1982, día de la rendición argentina, y de la recuperación por parte de Gran Bretaña. No obstante dejó un saldo de soldados muertos, de uno y otro bando, que jamás deben ser olvidados.


Si algo tiene que quedar en claro es que si bien la guerra de Malvinas se produjo como un “manotazo de ahogado” de la dictadura, no es lo mismo dictadura que causa de Malvinas. Los chicos de la guerra, jóvenes conscriptos, enviados para defender la soberanía, lo hicieron con coraje y patriotismo, muchos creyendo fervientemente en la justicia de la causa y considerando que era un deber, confiando en autoridades que jugaron con sus ideales y sus vidas.
El día 2 de abril es feriado, precisamente en honor de los veteranos y caídos en la guerra de Malvinas, es un día para recuperar la memoria, para homenajear y también para reflexionar.
¿Y sobre qué se debe reflexionar?
En primer término hay que saber que nunca las guerras serán algo bueno, porque siembran muerte, destrucción, traen sufrimiento a las familias y a los pueblos.
Muchos sobrevivientes de Malvinas llevan hoy las marcas que en sus cuerpos y cerebro dejó ese hecho extremo.
Además es importante reflexionar sobre la necesidad de continuar con los reclamos pacíficos sobre ese territorio, según lo establece la Constitución nacional, con respeto por los derechos de quienes allí viven y según las normas del derecho internacional.
Texto: Isa Bertero






PARA DOCENTES A CARGO DE ALUMNOS MÁS GRANDES la siguiente página es muy interesante:
http://www.elortiba.org/malvinas.html#Malvinas:_una_herida_abierta

martes, 15 de marzo de 2011

24 DE MARZO: Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Hay niños que no saben de aquellos años. Y hay jóvenes y grandes. Algunos no quieren saber. Yo no quiero saber que algunos no quieren saber.
Basta con leer sobre el dolor. Sobre buscar y no saber adónde. Con pensar el hijo, el padre, el hermano, el amigo. Y la ausencia. Y la espera. Y abrigar cada día, cada noche, cada hora, la agonía que es de otro, pero vive en cada sentido del exceptuado.
Teníamos el pelo largo, los ojos muy pintados, los pantalones anchos, las faldas cortas, las camisas pinzadas. Estudiábamos, trabajábamos. Algunos no sabíamos mucho.
Peligrosa ignorancia. Quizás otros sabían más y tenían miedo. Quizás éramos todavía barrio y vereda de jugar libre y hablar sin prejuicio.
Todo estaba velado y era aprensión y secreto.
Unos decían “algo habrán hecho”… ¿Qué puede hacerse que conlleve tanta ignominia? ¿Qué puede hacerse que no implique ser juzgado?
En estas interpretaciones, debe haber incontables sentidos…el mío tiene que ver con un tiempo histórico después de la inocencia.
Isa
post relacionado: http://bajolaslilas.blogspot.com/2010/03/identidad.html

ceguera-instituciones- Gustavo Alonso



















Argentina, 1976.

He visto los hombres trepar a la sombra
tensando los arneses aún dormidos
y marchar unidos en el esfuerzo bestial
hasta montar el sol sobre la tierra.

Entonces salían de todas partes los niños y las madres
y luego los mercados llenaban las veredas
de silbos y manzanas.

La alegría de las gestas domésticas
coronadas por la dignidad del almuerzo!

He visto largas caravanas de obreros en el alba
marchar hacia el metal de la sirena.
Ágiles bicicletas con la vianda,
la radio colgando del manubrio.

Hasta que el estrépito de ráfaga
de cañón maldito
de horrorosa muerte
abrió un boquete en cada casa y entró la niebla negra.

Todo se retorció como un pez en la arena,
hasta ser tragado por el miedo.

Desapareció la fábrica.
También el hombre.
Y los hijos, y los mercados con silbo, y las radios
que no fueron sino un espejo del infierno roto a veces.
La universidad de Luján fue clausurada.
Encadenaron la luz en los sangrientos sótanos,
persiguieron los brotes del canto asesinado.

El abrazo fue un código secreto
la patria un dolor ahogado bajo la tortura.
Y el sol deseo apenas musitado
entre los nombres de los que ya no estaban.
©Gabriel Impaglione

Reproducción en: