Hola mami:
Hoy fui a tu casa, y por
supuesto ya no estabas para abrirme la puerta, y por supuesto lloré tu
ausencia.
Myriam, por suerte, organizó bastante qué cosas iban a parar a
quién.
Ya Lía y Emo, Juanito y
María, Agustín y Luli, Virginia y Juan Manuel, Emilio y Myriam, Néstor y yo,
Celina y Federico, Agustina, tenemos cosas tuyas; estarías contenta.
Andrea, hoy se llevó
mucho de lo que quedaba, después vendrá Almita y tal vez Chela y la casa quede
vacía.
También pasaremos a
René, algunas cosas que preservaste con tanto cuidado.
Yo llevo tu anillo de
bodas.
Lamento tanto no poder en
este momento creer muchísimo para sentir que estás con el Dios y los santos a
quien tanto amaste y rezaste.
Pero si es necesario
cambiaré por vos y papá, para poder sentir que nos escuchan y consuelan.
Las cosas que guardaste
con amor están en buenas manos.
Algunas son antiguas, no
viejas, y guardan tus manos, el roce de tus manos.
Tu vida fue larga y no
olvido todo lo que trabajaste: la limpieza, el lavado, las comidas riquísimas,
los guardapolvos almidonados…
También recuerdo cuando
me arropabas y me dabas el beso de buenas noches, sin él no me dormía.
Todos tus miedos y tu
amor inefable.
Les pido a mis amigos que
creen mucho que compartan mi Padre Nuestro por vos, con vos y conmigo.
Siempre te querré y te
acariciaré.
UN BESO
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan
de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén